top of page

Reconoce cómo fue tu infancia y cómo puedes sanar tu niño interior | Dra. Zoé Jiménez Corretjer


Cómo saber si tu infancia fue triste, dolorosa o traumática? Cómo saber si las cosas que sufres hoy tienen un origen en tu niñez? Si tuviste experiencias tristes o traumáticas en tu infancia puedes estar teniendo ciertas dificultades de adulto como resultado de éstas. Si fuiste maltratado de niño, o rechazado de alguna manera, eso se pudiera reflejar en ciertas conductas que son el resultado de este dolor sin sanar. Muchas personas que presentan problemas afectivos de adulto se debe a que en su niñez sufrieron algún rechazo por parte de la madre o del padre. También pudo haber sido porque alguna de estas figuras estuvo ausente en sus vidas. El amor en la niñez es determinante para que crezcamos sanos emocional y físicamente.

ree

Como adulto, uno puede darse cuenta de ciertas conductas en personas, familiares o amistades que pudieron haberse conducido de una manera impropia contigo y esto causó que no supieras canalizar lo que ahora sientes, vives o piensas. Pero de niño quizás no te dabas cuenta de este rechazo y no lo sabías entender. Porque el amor fraternal que se supone que recibamos es incondicional, uiversal y colectivo. Y ese ser que somos desde que nacemos espera un amor puro y una aceptación por parte de esos adultos que nos están criando. Si no obtenemos ese amor, no desarrollamos correctamente y luego de adulto confrontamos problemas, nos mostramos de una forma desagradable, sufrimos dolencias emocionales o reaccionamos a situaciones afectivas de una manera no adecuada.


Esta falta de amor o estos rechazos recibidos en la infancia podrían haber afectado tu desarrollo de personalidad causando dolor físico o emocional. Algunos síntomas que reflejan los efectos a corto plazo del rechazo sufrido pueden ser la autocrítica, dolor emocional, exceso de sensitividad emocional, cansancio psicológico o burnout, tristezas frecuentes, sentimiento de soledad, bajos resultados académicos y exceso de respuesta ante situaciones o comentarios. Esto significa que la persona tiende a responder con rapidez en defensa o simplemente con poco control de sí misma. Este rechazo puede desarrollar conductas de falta de atención.


Algunos síntomas de que te rechazaron, te negaron un abrazo o te empujaron para que te salieras del medio y dejaras a un lado esa persona en quién buscabas apoyo y amor incondicional están: el aislamiento, la depresión, rechazo a contacto físico, no desear abrazar o besar a tus seres queridos y exabruptos de coraje. Esos rechazon pudieran haber sido sutiles, pero haberse acumulado.


Cuando el niño o la niña ha sido humillada esto puede causar represión de sí mismo, falta de habilidad para describir sus emociones, sensación de soledad, exceso de complacencia hacia otros, o huir de emociones, baja autoestima, ansiedad, dificultad para regular emociones, sensación de desesperanza, y hasta uso excesivo de algo que se ha convertido en un vicio. Todo esto responde a las teorías de apego emocional de Bowlsby y otros psicólogos que han estudiado la necesidad del niño de recibir cariño, apoyo, contacto físico. De hecho, la necesidad de contacto físico: abrazos de la madre, besos, cariño y tacto sano, causan daño en el desarrollo cerebral. La falta de amor, hace daño neurológico.


Resultados más serios de este rechazo emocional que hubiéramos vivido siendo niños, pude llevarnos a un estado de negación de nosotros mismos, a una falta de logros, y a un sabotaje de nuestra propia felicidad.


Si en algún momento sientes que vives con un miedo constante de fijar compromisos, con miedo a la intimidad o a desarrollar una relación con alguien, que huyes de tus sentimientos por creerlos muy fuertes y no te atreves a enfrentarlos, tienes sentido o sensación de abandono o carencia continua, pasas por inadvertidas las emociones de otros, crees que estar solo es mejor que estar acompañado, puedes estar experimentando los efectos de algún rechazo emocional en tu infancia.


Si por otro lado, eres extremadamente celoso, no puedes estar solo, presentas conductas de necesidad de cosas o personas, vives con temor de ser abandonado, necesitas constantemente contacto físico y apoyo de otros, o te sientes muchas veces criticado por otros, puede que estés sufriendo ansiedad de apego. Esto es resultado de un desarrollo infantil poco saludable.


Los síntomas que los adultos pueden sufrir como consecuencia de un desarrollo irregular de apego, de rechazo o maltrato infantil son muy variados. Lo importante es que puedas reconocer cuál fue tu experiencia y puedas sanarla.


Algunas técnicas para sanar ese niño herido que pudieras tener son: Aceptar a tu niño interior tal como es, hablarte en positivo, premiarte, decirte que eres valioso y querido, identificar los hábitos dañinos como la negación, la autocrítica, tus pensamientos distorsionados y contra argumentarlos.


Debes proponerte desarrollar relaciones de cariño y amor que sean saludables, desarrollando la confianza, reemplazando el dolor y el rechazo por el amor que no te dieron y que tanto te mereces.


Llevar a cabo actividades creativas, como escribir un diario en el que acumules recuerdos, puede ayudarte a sacar ese pasado herido en ti. Pintar, dibujar y cantar también te van a ayudar a sanar. Es importante que incorpores a tu vida una práctica de meditación mindfulness para que tu cerebro vaya recuperando los recuerdos y a la misma vez vayas controlando la ansiedad o cualquier otro dolor emocional que tengas.


Estos ejercicios abrirán un espacio interno en ti, que te traerán, cuando menos lo esperes, una idea de complacencia, de entendimiento, de resolución y de sanación hacia eso que tanto te hirió.


Llegará el momento con la práctica del Mindfulness en que podrás "ver" con claridad ese pasado y entenderlo con armonía y sosiego. Sobretodo, desarrollarás una actitud de aceptación que es el primer paso para sanar el pasado.


 
 
 
bottom of page